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24 Durante el reinado del rey Joacim, el rey Nabucodonosor, de Babilonia, atacó a Jerusalén. Joacim se rindió y le pagó tributos durante tres años, pero luego se rebeló. Entonces el Señor envió a caldeos, sirios, amonitas y moabitas contra Judá, para que destruyeran la ciudad, tal como lo había anunciado por medio de sus profetas. 3-4 Es claro que estos desastres sobrevinieron a Judá por orden directa del Señor, que había decidido castigar al pueblo de Judá, haciéndolo ir lejos de su presencia, debido a los muchos pecados de Manasés, quien había llenado a Jerusalén de sangre. Por eso, el Señor no quiso perdonarlo.

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